Trágicamente, vivimos en un mundo donde existen algunos regímenes, pero ser un régimen no indica que te rodees de los mejores. Un ejemplo claro de esto lo vimos en las recientes elecciones de Venezuela. El régimen parece no saber sumar. Maduro ganó con el 51.2% de los votos, mientras que su oposición obtuvo un 44.2%, lo cual nos daría un margen de 7.0%. Lo curioso es ver que las otras 8 opciones cada una tiene un resultado de 4.6%, lo cual sumaría un 132.2%. Errores tan obvios fueron televisados y vistos por diferentes países. ¿Es esto un signo de sabotaje interno o simplemente mucho descuido?
Los resultados de las elecciones venezolanas han generado controversia y desconfianza en la comunidad internacional. Un margen de error tan evidente no solo refleja una posible incompetencia del régimen, sino que también abre la puerta a teorías de sabotaje interno. La transparencia y la precisión en los procesos electorales son fundamentales para mantener la legitimidad de cualquier gobierno. Sin embargo, cuando los números no cuadran y los errores son tan flagrantes, la confianza del pueblo y de la comunidad internacional se ve seriamente afectada. Las elecciones en Venezuela son un triste recordatorio de que, en algunos regímenes, la matemática parece ser una ciencia inexacta.